Norberto se sintió un poco frustrado al ver a su hija callada; se acercó a Linda, se sentó a su lado y la abrazó para consolarla.
—Eres lo más importante de mi vida. ¿Cómo pude gritarte? No logré controlarme y mi tono de voz se elevó un poco más de lo normal. Además, tenía miedo de que continuaras hablando y otros nos oyeran. ¿Me crees?
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