Sin embargo, si sabía que Raquel Martínez era su hermana, ¡cómo se atrevió a engañarla! La señorita Iris no llevaba el apellido de su familia; aun así, no estaba tan alejada de ellos del todo. El señor Benedetti respondía por él mismo; por lo tanto, debía proceder de manera estratégica para no ofenderlo. Benicio se secó de manera instintiva el sudor de la frente.
—Señorita Iris, esto es un completo malentendido, de verdad. Romperé este contrato y revocaré cualquier acuerdo anterior con la señorita Raquel.
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