—Vamos adentro —respondió Elisa con calma y ambos se dirigieron al interior del restaurante.
Guillermo había reservado todo el lugar, así que no había más personas alrededor, a excepción del personal de servicio que los atendía. Elisa no tenía nada para decir al respecto. Quizás Guillermo no quería que nadie supiera lo que discutían. Además, tenía una gran cantidad de dinero y podía derrocharlo como quisiera.
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