Gabriel no se rebajaría a tales extremos, incluso si quisiera fingir estar enfermo. Elisa revisó el pulso de Gabriel y se alarmó por sus latidos irregulares y erráticos. ¡El veneno dentro de su cuerpo estaba causando estragos, perturbando su sistema! Por suerte, tenía su maletín médico y pastillas de emergencia en su bolso, las cuales había llevado al hospital. Sin ellas, no habría podido salvar a Gabriel en este lugar desconocido sin medicamentos disponibles.
Después de darle a Gabriel la pastilla de emergencia, Elisa llamó a Tomás. Los instintos de Tomás se activaron, sintiendo que algo estaba mal ya que era tarde en la noche.
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