—¡Mamá! —Al presenciar el colapso de su madre, Guillermo se precipitó hacia delante presa del pánico. Sin embargo, se había olvidado de sus piernas heridas. En ese momento, no era más que un discapacitado confinado a una silla de ruedas. No consiguió sujetar a su madre, sino que acabó cayendo él también—. ¡Alguien, venga aquí!
Al escuchar eso, un ama de llaves corrió deprisa hacia allí. Marina fue ayudada a levantarse, seguida por él. Marina fue trasladada al hospital. El médico le diagnosticó una hemorragia cerebral aguda, con riesgo de entrar en coma.
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