—Hay autos atrás. Raqui, ¡abre la ventanilla y pídeles que nos hagan lugar!
Elisa mantuvo calma. A pesar del pánico, Raquel no perdió la compostura y bajó de inmediato la ventanilla del auto. La furgoneta que venía en su dirección era enorme, así que los autos de atrás también notaron lo extraño de la situación. Antes de que Raquel pudiera hacer algo, los conductores comenzaron a retroceder; sin embargo, iban demasiado despacio.
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