Sin darse cuenta, sus acciones parecían absurdas para los demás. Elisa sintió un poco de repulsión. En realidad, aunque no podía empatizar completamente con su situación, podía entender lo que una persona sensible podría estar pensando. Ella no era incapaz de simpatizar con aquellos que son sensibles y tímidos.
Sin embargo, no podía simpatizar con Karina porque ninguna de esas razones justificaba sus malas acciones. Mientras tanto, Gabriel había terminado de platicar con el encargado y había entrado en la sección. Elisa lo seguía de cerca, sin intención de reconocer la presencia de Karina y mucho menos de invitarla a comer con ellos.
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