Si hubiera estado al tanto de su relación, no les habría dicho tonterías a esas personas. Fue la avaricia y la obsesión lo que había nublado su juicio. Sin embargo, Gonzalo ya no deseaba verla, ni le interesaba discutir más sobre el asunto. Frunció los labios y habló con lentitud:
—Como ya te lo he dicho, en consideración a los años que has estado conmigo, te estoy dando una oportunidad. Puedes irte, haré que Norton te transfiera el dinero.
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