—Señor Velasco, si tiene alguna objeción, por favor hágamelo saber una vez que esté en mi posición. Me voy ahora —concluyó Elisa, con la voz empapada de sarcasmo. Elisa giró sobre sus talones y salió de la sala de reuniones, sin molestarse en mirar atrás.
Bella todavía estaba tratando de entender su nuevo título. Sin embargo, su comportamiento cambió tan pronto como habló con Rosalinda.
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