Elisa levantó las cejas, pero no habló. Los demás tampoco entendían por qué ella tenía que quedarse a escuchar. Aun así, como Norberto lo había decidido, nadie dijo nada. Dejarían que el hombre dijera lo que quisiera. Además, Elisa era parte de la familia Benedetti y no una desconocida. Por ello, ¿por qué importaría si asistía a la reunión? Era de esperar e incluso inevitable que ella estuviera al tanto de lo que se hablaba allí.
Muchas personas podían ver que Jacobo y su grupo apoyaban a Elisa. Si bien ella era una figura emergente en la compañía, había logrado mucho en poco tiempo e incluso podía tener la oportunidad de suceder al presidente de la compañía. Después de todo, su padre había sido el anterior presidente.
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