El ambiente de repente quedó en silencio. Elisa lo miró de forma tranquila, pero Guillermo no estaba apresurado por poner el auto en marcha y, en cambio, miró a la mujer hermosa frente a él y, luego, suspiró.
—Eli, nunca quise obligarte, pero siento que te alejarás más de mi si no actúo.
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