A pesar de que habló con indiferencia, sin duda, lo decía en serio, les daba una advertencia bastante fuerte.
Sheila, quien le había causado más problemas a Elisa, comenzó a ponerse nerviosa. Palideció mientras miraba a la mujer, pero Elisa ni siquiera la miró. Por su parte, Gabriel miró a Guillermo con desdén.
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