Como todavía no habían alcanzado la etapa de la colaboración, era evidente que Elisa no revelaría mucho. Solo podía asegurarle que la propuesta no era un plagio y que ningún desconocido sabía nada al respecto. Eso era más que suficiente. Había suficiente confidencialidad y potencial para el desarrollo. Luego, Elisa tenía que reunirse con esa persona. Cuando se fue, llamó a Carla.
—Hola, Iris. Al fin te acordaste de mí.
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