Elisa se mordió el labio sin darse cuenta entre tanto la tristeza se apoderaba de ella. Cada vez que pensaba en su padre le afloraban muchas emociones; siempre pensó que le debía todo. «Mi padre y yo no habríamos estado en esta situación si no hubiera estado obsesionada con ese inútil romance. Si hubiera vigilado a Norberto y a su familia, no habríamos llegado hasta aquí».
Mientras tanto, la grabación continuó. A Linda le alegró ver la expresión de Elisa. «Finalmente, ¡es hora de que se enfade! Siempre se muestra despreocupada y serena, como si nada pudiera alterarla. ¡Ni siquiera puedo encontrar su debilidad! ¡Por fin ha llegado el momento de disfrutar verla sufrir!». Linda respiró profundo y se enfocó en ella para no perderse de nada.
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