A Gabriel no le llevó mucho tiempo perseguirla porque iba caminando. No se molestó en llamarla para que se detuviera cuando la vio, solo caminó más rápido, se acercó y le agarró la muñeca. En ese momento, Elisa ya no pudo avanzar.
—Suéltame —dijo ella con el ceño fruncido y una mueca de desprecio.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread