Elisa frunció el ceño con fuerza. Miró con seriedad a la persona que tenía en frente. «Gabriel es tan peculiar. ¿Qué quiere decir con darme la oportunidad de escapar? ¿Y qué sucedió entre nosotros para que este hombre necesite decirme eso?». Al ver que Gabriel la miraba con apatía, la paciencia de Elisa flaqueaba, pero al final preguntó en voz baja:
—¿Qué demonios quiere?
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