Jésica tenía una mirada tajante y Norberto se quejaba de manera inteligible en el asiento trasero. Pronto él se calló cuando se dio cuenta de que era inútil intentar enmendar la situación. Ella lo ignoró y se concentró en conducir de regreso hacia la compañía. Por suerte, todos allí continuaron colaborando a pesar del cambio del diez por ciento. Gabriel había decidido la cifra con la fe puesta en la estrategia confiable de Elisa.
El personal suspiró aliviado con el nuevo plan. El reciente decreto sugería que el acuerdo anterior con los Weller seguía en pie. Después de la discusión, el señor Martínez sacó su teléfono para darle a Elisa la noticia.
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