El hombre miró fijamente a Elisa, aparentemente incapaz de creer sus palabras, como si tratara de determinar la verdad. Elisa no se apresuró a probar su veracidad. En lugar de eso, cambió su enfoque y se sentó tranquilamente frente al hombre.
—Si me lo hubieras dicho antes, aún habría una oportunidad de salvar a tu mujer y a tu hijo. En lugar de explicarme urgentemente la situación, ¿me preguntas si te estoy engañando? ¿Qué lógica es ésa?
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