Capítulo 2267 Sin lugar para el arrepentimiento
Elisa sujetó firmemente la mano de Guillermo, ejerciendo una presión leve, con la esperanza de que el contacto entre sus palmas pudiera restablecer su juicio. Guillermo respondió a sus gestos, su expresión y sus palabras con una suave risa.
—¿Indulgencia? ¿Por qué nunca me has convencido?
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