Capítulo 1 Mi objeto más deseado

Amatista miraba el reloj por quinta vez en menos de un minuto. Las manecillas marcaban las nueve, pero ella sabía que Enzo no llegaría sino hasta pasadas las diez, como solía hacer cada vez que volvía al lugar donde la mantenía. Le llamaba su refugio, su pequeño santuario, pero ella sabía que detrás de esas palabras había una única intención: Enzo la ocultaba del mundo, y aunque Amatista estaba resignada a eso, también había noches como esta en las que deseaba ser algo más que su objeto más deseado. Con un suspiro, recorrió con la mirada la mesa que había dispuesto con esmero. El mantel de encaje blanco caía en cascada sobre los bordes, y sobre él descansaban los platos, cubiertos y copas de cristal. Había puesto flores en el centro, velas que esparcían una luz tenue y suave, y al lado de su plato estaba la botella de vino tinto que Enzo prefería. Había cuidado cada detalle para que todo fuera perfecto, tal como sabía que él lo esperaba. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando recordó su sorpresa al mirarse en el espejo. Había elegido un vestido negro de seda, con un escote sutil y detalles elegantes en encaje. El largo de la falda era perfecto, lo suficiente para insinuar sin mostrar demasiado. Se maquilló con cuidado, resaltando sus ojos marrones y aplicando un tono suave en los labios. Sabía bien cómo quería que él la viera, y cada toque en su apariencia estaba pensado en él. Era su amor, sí, pero también era una obsesión que lo consumía y que ella aceptaba, aunque no siempre entendiera del todo la profundidad de ese sentimiento. Él la llamaba "gatita" con un tono que combinaba afecto y posesión, un apodo que ella aceptaba con una mezcla de sumisión y orgullo. Ella, por su parte, lo llamaba "amor", no solo porque lo sentía, sino porque sabía que era lo único que Enzo realmente quería escuchar de sus labios. La primera vez que la llamó así, había sido un murmullo durante una aventura de niños, y esa palabra se quedó grabada en ella. Enzo Bourth la había hecho suya en más de un sentido, y esa noche estaba decidida a que él sintiera que cada segundo de su esfuerzo valía la pena. Diez y cuarto. El sonido del motor del auto la hizo enderezarse y mirar hacia la puerta. Enzo estaba aquí, y su corazón comenzó a latir con fuerza, una mezcla de emoción y un nerviosismo familiar que siempre surgía cuando él llegaba después de una ausencia prolongada. No quería que él notara esa ansiedad, así que respiró hondo y mantuvo su postura perfecta, tranquila, aunque cada fibra de su ser anhelaba verlo y sentir su mirada en ella. La puerta se abrió y él entró, llenando el ambiente con su presencia. Enzo Bourth, el hombre alto y corpulento de piel blanca y ojos oscuros, de mirada seria y voz ronca, que aún en su cansancio y expresión severa no dejaba de ser encantador y seductor. Su mirada la recorrió desde los pies hasta la cabeza, deteniéndose en cada detalle, y en sus ojos apareció una chispa de satisfacción, un reconocimiento de que ella había cumplido su rol a la perfección. Amatista mantuvo su sonrisa, un gesto suave y calculado, sabiendo que a él le gustaba verla siempre serena, siempre encantadora. —Gatita —murmuró él, acercándose y tomando asiento a la mesa con la misma confianza de siempre. —Amor —respondió ella en un susurro, usando el apodo que sabía que a él le gustaba escuchar, y se acercó para servirle vino. El silencio reinó mientras ambos comenzaban la cena, un silencio que ella sabía que él valoraba. Enzo nunca había sido hombre de muchas palabras; prefería observar, escuchar, dejar que el momento hablara por sí solo. La comida, que había preparado con tanto cuidado, parecía gustarle, y eso la hizo sentir satisfecha. Mientras él comía, Amatista lo miraba de reojo, disfrutando de cada gesto, cada movimiento, cada expresión de aprobación que cruzaba por su rostro. —La cena está deliciosa, gatita —comentó él al fin, con ese tono bajo y profundo que parecía resonar en el aire. Ella sonrió, sintiendo una calidez recorrer su pecho. Sabía que para él la perfección no era solo un deseo, sino una exigencia. Desde que Enzo la había reclamado como suya, ella había entendido que cualquier defecto o fallo en ella no era aceptable, y aunque eso a veces la hacía sentir como si fuera solo un reflejo de lo que él deseaba, había noches como esta en las que estaba dispuesta a ser exactamente lo que él quería. Mientras servía el postre, se atrevió a preguntarle algo, manteniendo la voz suave y cuidadosa. —¿Cómo fue tu día, amor? La expresión de Enzo cambió ligeramente. No estaba acostumbrado a compartir detalles, y ella lo sabía. Su mundo era uno que la mayoría del tiempo estaba vedado para ella. —Complicado, gatita —respondió él, desviando la mirada. Amatista, ansiosa por comprender un poco más de él, insistió suavemente: —¿Algún problema con tus negocios? De inmediato, vio la sombra de enojo cruzar el rostro de Enzo. La línea de su mandíbula se tensó, y ella supo que había cruzado un límite. Antes de que él pudiera decir algo, Amatista adoptó una expresión juguetona, inclinándose un poco y rozando su mano contra la de él de manera coqueta. —Perdón si soy muy curiosa… Solo quería asegurarme de que todo esté bien. —Su voz se tornó un susurro seductor, y en sus ojos había una chispa que lo desarmó por completo. Enzo la observó en silencio, y después de un instante de tensión, su expresión se suavizó. Con una leve sonrisa, tomó su mano, apretándola con suavidad. La fascinación que sentía por ella era evidente, un deseo que lo dominaba y que a veces lo hacía vulnerable. —Todo está bien ahora que estoy aquí contigo, gatita —le aseguró él. Amatista sintió que sus mejillas se calentaban ante la intensidad de sus palabras. Sabía que él la amaba, pero también que ese amor estaba impregnado de una obsesión que era tanto dulce como peligrosa. Era suya, y él la veía como la pieza prometida que siempre había deseado, la recompensa que su padre le había augurado antes de morir. Amatista era el premio por el cual Enzo había aceptado el mundo oscuro en el que ahora vivía, y eso le daba a su amor una intensidad única. Al terminar la cena, Amatista se acercó un poco más, y, tomando aire, le hizo una propuesta. —¿Te gustaría un baño, amor? Puedo prepararte algo relajante, creo que lo necesitas. Enzo la miró, una ceja ligeramente arqueada, como si la oferta lo sorprendiera. Pero después de un momento, asintió. —Está bien, gatita. Será agradable. La sonrisa de Amatista se amplió mientras lo llevaba al baño, donde ya había preparado el ambiente. Las velas, el aroma suave en el aire, y el agua caliente esperándolo. Enzo comenzó a quitarse la camisa, y ella, tomando un poco de valor, se acercó para ayudarlo, deslizando el tejido de sus hombros con suavidad. Sentía cómo su corazón latía rápido, pero mantenía la compostura, recordando siempre ser perfecta. Cuando él se sumergió en el agua, Amatista se sentó al borde de la bañera, y mientras él cerraba los ojos, ella comenzó a acariciar sus hombros y su pecho bajo el agua. Sentía el calor de su piel, la dureza de sus músculos bajo sus dedos, y su respiración comenzó a acelerarse, consciente de la cercanía. Sin abrir los ojos, él murmuró: —Gatita… Amatista sonrió, inclinándose y dejando que sus labios rozaran su mejilla en un beso suave. —Estoy en mi periodo, amor… pero eso no significa que no pueda cuidarte. Él abrió los ojos, y en su mirada había una mezcla de deseo y aprobación. La tomó del rostro, acercándola aún más, y la besó, un beso profundo, intenso, que la hizo perderse por completo en él. Sentía cómo su respiración se aceleraba, cómo su corazón latía desbocado mientras él la besaba con esa pasión que solo él podía darle. Los besos se hicieron más profundos, más intensos, y Amatista sintió que el mundo se desvanecía alrededor de ellos. El agua, las velas, el silencio de la noche… todo parecía desaparecer en la calidez de ese momento, en la fuerza de su conexión. Enzo era su amor, su dueño, su todo. Cuando los besos comenzaron a perder intensidad, Amatista se separó suavemente, dejando que su frente descansara contra la de Enzo mientras ambos recobraban la respiración. Sus manos aún acariciaban su pecho bajo el agua, trazando pequeños círculos con las yemas de sus dedos, sin dejar de mirarlo con esa devoción que era solo para él. Enzo suspiró y le dedicó una sonrisa que parecía relajar incluso sus facciones más endurecidas. Con un último roce en su mejilla, él salió del agua, y Amatista, con ternura, le ofreció una toalla, ayudándolo a secarse. Ambos se cambiaron para descansar: Enzo se puso ropa cómoda, mientras que Amatista dejó el elegante vestido que había usado para la cena y se deslizó en su pijama suave, de tonos claros. La intimidad que compartían en cada pequeño gesto le hacía sentir que todo en ella existía solo para él. Finalmente, se dirigieron a la cama, en esa comunión silenciosa que a ambos les era tan familiar. La luna derramaba su luz plateada por las ventanas, bañando la habitación de tonos suaves y relajantes. Amatista se acomodó bajo las sábanas, y Enzo, después de apagar las luces, se acostó junto a ella. Sin dudarlo, la rodeó con sus brazos fuertes, atrayéndola hacia él. Con la calidez de su respiración rozándole el cabello, se inclinó hacia ella y susurró: —Eres mía, gatita... Solo mía. Amatista sintió cómo su corazón se aceleraba con aquellas palabras, y al cerrar los ojos, una sonrisa serena iluminó su rostro. Se acomodó más cerca, dejando que sus cuerpos se entrelazaran, rodeada por sus brazos y su posesión absoluta. La noche avanzó, y juntos, enredados en la calidez de la otra persona, se dejaron llevar al descanso, seguros de que en ese rincón del mundo, al menos en ese momento, estaban en paz.
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Índice
Capítulo 1 Mi objeto más deseado Capítulo 2 La soledad de la ausencia Capítulo 3 Un refugio en medio del caos Capítulo 4 El regreso de enzo Capítulo 5 Un día para nosotros Capítulo 6 El secreto de la gatita Capítulo 7 Entre terrenos y promesas Capítulo 8 El cumpleaños de enzo: la sombra del secreto Capítulo 9 El peso de las sombras Capítulo 10 La traición bajo la sombra Capítulo 11 Bajo el manto de la tempestad Capítulo 12 El sol y las sombras Capítulo 13 Bajo las sábanas del silencio Capítulo 14 Entre sombras y suspiros Capítulo 15 Bajo el silencio de la mansión Capítulo 16 El peso de la culpa Capítulo 17 Promesas que rompen el alma Capítulo 18 El secreto bajo la piel del lobo Capítulo 19 Un amor que enciende la tarde Capítulo 20 El contrato de prometida Capítulo 21 Entre sombras y compromisos Capítulo 22 Un aniversario silencioso Capítulo 23 Verdades a la luz: una noche en el club privado Capítulo 24 El eco de las decisiones Capítulo 25 Sombras y promesas Capítulo 26 Entre el amor y el control Capítulo 27 Entre secretos y verdades Capítulo 28 Marcas de lealtad y rivalidad Capítulo 29 La herida silenciosa Capítulo 30 La lección de enzo Capítulo 31 "El día que conocieron a 'gatita'" Capítulo 32 La noche en la mansión bourth Capítulo 33 Un día en la mansión bourth Capítulo 34 Entre amenazas y confesiones Capítulo 35 Sombras bajo la mansión bourth Capítulo 36 Bajo el sol del campo de golf Capítulo 37 Encuentros y tentaciones Capítulo 38 Miradas y confesiones Capítulo 39 La tentación en el camino a casa Capítulo 40 La llegada de enzo al club Capítulo 41 En la terraza del club Capítulo 42 Certezas bajo el sol Capítulo 43 La elegancia de lo cotidiano Capítulo 44 Bajo el sol del campo Capítulo 45 Bajo la mirada del club Capítulo 46 La fiesta de francesco Capítulo 47 Recuerdos y bromas en la fiesta de francesco Capítulo 48 Una mañana para dos Capítulo 49 Bajo el sol de la tarde Capítulo 50 Una noche de contrastes Capítulo 51 La intensidad de la noche Capítulo 52 Un juego de estrategias Capítulo 53 Compromisos en la mesa Capítulo 54 Compromisos y límites Capítulo 55 Estrategias y planes Capítulo 56 Una mesa de tensiones veladas Capítulo 57 Una dosis de dulzura y confusión Capítulo 58 Ecos de ambición y confianza Capítulo 59 Un amanecer truncado Capítulo 60 El cautiverio de amatista Capítulo 61 El tiempo se detiene Capítulo 62 El código de amatista Capítulo 63 El juego de las sombras Capítulo 64 Entre el miedo y la estrategia Capítulo 65 Entre las sombras y la resistencia Capítulo 66 La negociación con franco calpi Capítulo 67 El rastro de amatista Capítulo 68 La tormenta en calma Capítulo 69 La espera y la comodidad Capítulo 70 Retorno al refugio Capítulo 71 Entre sombras y luz Capítulo 72 La gran inauguración Capítulo 73 Juegos peligrosos Capítulo 74 Una noche solo nuestra Capítulo 75 Una mañana juntos Capítulo 76 Un desafío en el campo Capítulo 77 Un encuentro en la terraza Capítulo 78 Compromisos y nuevos comienzos Capítulo 79 Una tarde en el jardín Capítulo 80 Destino costa azul Capítulo 81 Un encuentro inesperado Capítulo 82 Una mañana de aventuras Capítulo 83 La lluvia y la sorpresa Capítulo 84 La verdad en la oscuridad Capítulo 85 El silencio en la mañana Capítulo 86 Una resaca para recordar Capítulo 87 "Sombras que se acercan" Capítulo 88 Entre regalos y secretos Capítulo 89 La reunión que perdura Capítulo 90 El compromiso silencioso Capítulo 91 La ira de enzo Capítulo 92 La verdad oculta Capítulo 93 El precio de la verdad Capítulo 94 Nervios y distracciones Capítulo 95 Encuentros y confesiones Capítulo 96 "El fantasma del pasado" Capítulo 97 La verdad oculta Capítulo 98 El silencio de la obsesión Capítulo 99 Decisiones y vigilancias Capítulo 100 El encuentro con clara Capítulo 101 Sombras y promesas Capítulo 102 En un lugar para ella Capítulo 103 Un nuevo comienzo Capítulo 104 Sombras entre el pasado y el presente Capítulo 105 El valor del cambio Capítulo 106 Entre sueños y cadenas Capítulo 107 La herida del orgullo Capítulo 108 Un amor en ruinas Capítulo 109 Siempre será su gatita Capítulo 110 Jugando con el poder Capítulo 111 Un acuerdo frío Capítulo 112 Un nuevo comienzo Capítulo 113 Bajo la luz de lune Capítulo 114 Entre sombras y café Capítulo 115 Nuevas direcciones Capítulo 116 Un destello en la multitud Capítulo 117 Sombras en la fiesta Capítulo 118 Secretos y revelaciones Capítulo 119 Una nueva vida en camino Capítulo 120 Protección y frustración Capítulo 121 La verdad a medias Capítulo 122 El límite de la lealtad Capítulo 123 Un paso hacia el cambio Capítulo 124 Protección en la mansión bourth Capítulo 125 Fiebre en la madrugada Capítulo 126 Una tarde de reuniones en la mansión bourth Capítulo 127 Espacios y silencio Capítulo 128 Interrupciones y confesiones Capítulo 129 Desayuno de conflictos Capítulo 130 Cunas y secretos Capítulo 131 Diez minutos más Capítulo 132 Preparativos y sospechas Capítulo 133 Bajo la seda de la noche Capítulo 134 Sombras entre diseños Capítulo 135 Un juego de ventaja Capítulo 136 Refugio en la calma Capítulo 137 La ira de enzo Capítulo 138 Ecos de la desconfianza Capítulo 139 Ecos de la ausencia Capítulo 140 Sombras en el silencio Capítulo 141 Silencios y revelaciones Capítulo 142 La ira del lobo Capítulo 143 La sombra de la sumisión Capítulo 144 Secretos Capítulo 145 Movimientos silenciosos Capítulo 146 Voces en la oscuridad Capítulo 147 Revelaciones entre sombras Capítulo 148 Hilos de orgullo y desprecio Capítulo 149 Encuentro en el ascensor Capítulo 150 La grieta en la oscuridad Capítulo 151 La sombra de la amenaza Capítulo 152 Revelaciones Capítulo 153 Pasado Capítulo 154 Última jugada Capítulo 155 Bajo la sombra del peligro Capítulo 156 Una huida desesperada Capítulo 157 Ecos del pasado Capítulo 158 La calma Capítulo 159 Refugio en la tormenta Capítulo 160 El adiós temporal Capítulo 161 Bajo presión Capítulo 162 Sabores de seducción Capítulo 163 Ecos de la pasión Capítulo 164 La almohada favorita Capítulo 165 Bajo las risas, la tensión Capítulo 166 Un reloj en el tiempo Capítulo 167 El juego de las sombras Capítulo 168 Interrogatorio a amatista Capítulo 169 La doble jugada Capítulo 170 Cazador y presa Capítulo 171 La espera inmóvil Capítulo 172 A un lado Capítulo 173 El peso de la venganza Capítulo 174 Frágil como el cristal Capítulo 175 La jaula dorada Capítulo 176 Un rastro de fuerza Capítulo 177 Entre la indiferencia y el deseo Capítulo 178 Jaque al rey Capítulo 179 Resaca y suplicio Capítulo 180 Despertar entre sus brazos Capítulo 181 Verdades y juegos Capítulo 182 Almuerzo entre risas y miradas Capítulo 183 Caza en marcha Capítulo 184 Entre poderes y sonrisas Capítulo 185 Conversaciones y juegos de poder Capítulo 186 La noche de reposo Capítulo 187 El inicio de la cacería Capítulo 188 Trampa en el camino Capítulo 189 La caída de un traidor Capítulo 190 Sorpresas en la mañana Capítulo 191 Advertencias al amanecer Capítulo 192 Celebrando a su manera Capítulo 193 Madrugada entre secretos y besos Capítulo 194 De vuelta a casa Capítulo 195 La celebración comienza Capítulo 196 Recuerdos en un girasol Capítulo 197 Aniversario inagotable Capítulo 198 Recuerdos del pasado Capítulo 199 Una noche de coincidencias Capítulo 200 Deseo incontrolable Capítulo 201 Al volante del deseo Capítulo 202 Interrupciones inesperadas Capítulo 203 Provocaciones peligrosas Capítulo 204 El contrataque de amatista Capítulo 205 Sin espacio para el pasado Capítulo 206 El precio de la provocación Capítulo 207 Un despertar en familia Capítulo 208 La única señora bourth Capítulo 209 El amanecer de un nuevo día Capítulo 210 Persistencia y tentación Capítulo 211 En sus brazos, siempre Capítulo 212 Juegos peligrosos en la oficina appCapítulo 213 Promesas selladas en la oficina appCapítulo 214 Dos meses de distancia appCapítulo 215 El mejor regalo app
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