En lugar de molestarse, Arón pensó que su comportamiento era adorable.
Una vez que regresaron, Ariadna se adelantó a preparar la comida mientras, Pablo la ayudaba a lavar las verduras. Mientras los Villena leían el periódico, de vez en cuando entraban a la cocina para ver cómo estaban; era una escena conmovedora. En cuanto Arón los vio, sintió mucha envidia. «Yo también quiero tener una familia tan cálida y feliz».
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