Ariadna no esperaba que, de repente, Valentín tomara la delantera. En cuanto salió de su asombro, se dio cuenta de que él ya estaba encima de ella y sintió todo su peso cuando empezó a corresponder a su beso. En ese momento, dejó escapar un gemido que sirvió para encender una ardiente lujuria dentro del hombre, quien apretó sus labios más fuertes contra los de ella.
—Valen… —Sus palabras fueron amortiguadas por un beso.
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