Cuando Diego vio el rostro de su hija no pudo contenerse, así que se tambaleó hacia atrás, pero Valentín logró sostenerlo a tiempo. Después de que recuperara el equilibrio, se dio vuelta y lo golpeó.
—P-Por qué... ¡¿Por qué no te ocupaste de... te ocupaste de ella?! —gritó con tristeza mientras se agarraba el pecho y lo miraba fijo.
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