En ese momento, se arrepintió de su superioridad y pensamientos atrevidos que hicieron que perdiera su trabajo decente y bien remunerado. No obstante, no tenía sentido llorar sobre la leche derramada ya que ella misma se lo buscó.
Mientras tanto, en el onceavo piso, Ariadna e Hipólito habían esperado en la sala de reuniones por casi media hora y las personas de Grupo Navarro no estaban por ningún lado. El personal entró para recargarles el agua, e Hipólito les preguntó por ellos, mas no pudieron responder. Comenzaba a ponerse nervioso a medida que pasaba el tiempo.
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