Por instinto, Ariadna le echó un vistazo a Valentín, quien estaba detrás de ella. La mujer estaba preocupada de que se enojara, se quitara la máscara y revelara su identidad para amenazar a Anabel. De forma sorpresiva, Valentín no se movió. La gorra de béisbol le tapaba la mitad del rostro y no podía verle su expresión. Valentín lucía como si de verdad no hubiera escuchado lo que había dicho Anabel. «Parece que mi preocupación era innecesaria». Suspiró con alivio y sintió una inexplicable sensación de enojo, pero enseguida le dio vergüenza. «¿Qué me sucede? Ya no soy una adolescente que se ha enamorado. ¿Por qué me molesta algo tan insignificante como esto?».
—Señor Silva, como no hemos comenzado a filmar, ¿puede explicarme la escena? —le preguntó después de ignorar las insinuaciones de Anabel y suspirar profundo.
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