—Sea paciente. La sopa de zapallo está muy caliente. Espere hasta que se enfríe antes de comerla —dijo Claudio mientras le dejaba el bol de sopa sobre la mesa de noche.
No obstante, Ariadna, quien tenía mucha hambre, ya no podía esperar. Mientras Claudio la miraba con una expresión de asombro, le costó sentarse en la cama, tomó el bol y comenzó a comerla a cucharadas mientras soplaba. Solo cuando se comió todo el bol, la joven comenzó a sentirse mucho mejor, aunque todavía estaba bastante débil.
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