Al oír a Gerónimo que dijo que nunca se casaría y pedirle que se convirtiera en su amante, Ana se puso furiosa. «¡Jamás seré la amante de alguien!». Le apartó de un manotazo la mano que la agarraba del mentón y le dijo enojada:
—¡Ni lo sueñes! Solo seré la esposa de Maximiliano Navarro, ¡no una amante!
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread