Ariadna siguió su mirada, se dio vuelta y se frotó el entrecejo con cansancio cuando localizó el objeto de su consternación. «¿Acaso no acordamos que me dejara hablar con ellos antes de aparecer? ¿Por qué no puede esperar? Estaba por hablar».
—No puedo creer que la haya encontrado, Ari. ¡Qué hábil es! —exclamó Sonia, dándose vuelta hacia Ariadna después de mirar a Lorena de forma furiosa.
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