«Ari... Ari es un nombre muy bonito. ¿Es el nombre de la chica que le gusta?».
Con el corazón roto, Almendra lo miró y lo apartó suavemente. Se levantó, se vistió y subió a buscar una manta para tapar a Arón. Luego, se acostó, acurrucándose en su abrazo; colocó los brazos de él alrededor de la cintura de ella y poco a poco cerró los ojos. No pudo ganarse su corazón, pero se sintió satisfecha de tener su cuerpo, aunque solo fuera un reemplazo.
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