Capítulo 358 Una noche de insomnio
Había pasado media hora antes de que el rayo de luz se atenuara, hasta entonces, Ariadna aún no podía descubrir qué provocaba esas emociones complejas. Negó con la cabeza y decidió dejar de pensar al respecto; se puso de pie, encendió las luces, sacó la carta de Pablo y la leyó en silencio en el escritorio. A él siempre le encantaba utilizar esa clase de papel para sus cartas y, en la parte superior, incluso dibujó un corazón rojo. Cuando Ariadna lo vio, se le derritió el corazón.
«Querida hermana, han pasado años desde que te vi. En verdad quiero ir a Distrito Jade a verte, pero papá y mamá dijeron que estás haciendo algo importante, así que no debería molestarte. Muy bien, entonces, un niño maduro no debe impedir que un adulto haga algo importante. Sin embargo, hay muchas cosas que quiero contarte y no sé cuándo verás esta carta…». Pablo dibujó una cara triste después de eso y Ariadna se rio entre dientes mientras continuaba leyendo. «Hice un nuevo amigo este semestre e incluso conseguí novia; se llama Sofia y fue ella quien me buscó. Dado que me daba leche todos los días, yo acepté, pero es muy demandante. Insistía en jugar conmigo todos los días después de la escuela y, como ya soy su novio, debo asumir la responsabilidad por ella y soportar su apego. No le cuentes a mamá y a papá sobre esto; es un secreto entre nosotros dos. Ayer, escuché que ellos decían que Renata, la vecina de al lado, se casará. ¿Tú cuándo te casarás? ¿Tienes novio?».
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