—La señorita Acuña, aquí presente, armó un escándalo en el centro comercial. Como resultado, el personal de la tienda casi echa a la señorita Morales. Ah, sí. La señorita Acuña también exigió comprar la camisa que la señorita Morales estaba a punto de comprar…
El despiadado relato de Ramiro hizo que Ivana se pusiera aún más pálida, como un ladrón con las manos en la masa.
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