—Sí. —Ariadna se abrochó el cinturón de seguridad deprisa.
Antes de que Valentín y Camilo pudieran decir algo, ella caminó hacia la ventana y apoyó los brazos contra los bordes, se dio la vuelta y saltó sobre el condensador exterior con rapidez y precisión. Sus acciones fueron tan rápidas que Camilo, quien al principio no creía que Ariadna pudiera hacerlo, se quedó atónito.
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