«En lugar de volverme loco tratando de ser el mentor de una ingenua como Violeta para que obtenga un lugar en la Universidad Maxter, ¿no sería mucho más fácil que una genio como Ariadna lo hiciera por si sola? Como ya no hay posibilidad de involucrarme románticamente con ella, sería mejor utilizarla para garantizar mi título». Al confiar en que su repentina revelación empezaría a cambiar el rumbo de las cosas, Donato sintió que se quitaba un peso de encima.
Con el micrófono en la mano, miró fijo a Ariadna.
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