El rostro de Cintia empalideció, se percató de que habían vuelto a caer en la trampa de Ariadna una vez más. «Esta muchacha no es tan ingenua como creíamos».
El policía regañó a madre e hija, quienes no tuvieron más remedio que disculparse ya que no había cámaras de seguridad alrededor que registraran el hecho. También, con ese incidente, era la cuarta vez que caían presas de las trampas de Ariadna.
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