Con una sonrisa resplandeciente de alegría, José se fue junto a Héctor. En ese momento, Ariadna le echó un vistazo a Valentín, quien la miró para expresar sus felicitaciones. No intercambiaron palabras, pero la mirada en sí fue muy significativa. Habían tenido éxito.
Tras asentir, Ariadna acompañó a Valentín y Héctor a una sala de té. Héctor era dueño de muchos clubes de ajedrez y salas de té en el país, todas las salas de té populares eran de él. Ese era el motivo por el cual el té que serviría sería sin dudas el mejor en términos de calidad.
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