Los Villena habían planeado darse un baño rápido antes de regresar al laboratorio, pero después de escuchar la conversación de los estudiantes sobre la herida de Ariadna, enseguida se apresuraron a la casa para ver cómo estaba su hija adoptiva.
En la Mansión Primavera, Ariadna acababa de terminar una estructura de Lego con Pablo cuando le comenzó a sonar el teléfono. Miró el detector de llamada y aparecieron unas arrugas bajo sus ojos cuando sonrió.
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