Ariadna sabía que era Valentín, así que lo ignoró deliberadamente y no levantó la vista. Sin embargo, un instante después dio un salto por reflejo al sentir una sensación de frío en su mejilla; levantó la vista para responder cuando esa sensación desapareció. Lo vio que sostenía dos vasos de té con leche helada en sus manos y después se inclinó hacia ella de manera relajada con una sonrisa halagadora.
—Sol, no te enfades, ¿de acuerdo?
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