Cuando Diego terminó de hablar, lucía un poco ofendido, lo que lo hacía verse físicamente igual a Arón. Al pensar en él, Ariadna dejó de sonreír porque ya no sabía cómo interactuar con él.
En breve, los sirvientes sirvieron los platos. Era la primera vez que Diego comía con su hija y yerno, así que estaba absolutamente encantado. Le pidió a Silvio que le llevara una botella de vino, ya que estaba de buen humor y quería beber algo.
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