Las Fuerzas Armadas no tardaron en encontrar una pista en las cámaras de seguridad de su sede. La rastrearon hasta la calle Girasol ciento once, pero encontraron una casa vacía; para ese entonces, ella ya se había ido.
El jefe suplente apretó la mandíbula mientras pasaba un dedo por las gotitas de agua del baño.
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