Al principio, Violeta se quedaba en el campus. Sin embargo, como sus padres iban a Distrito Jade, los últimos días se estuvo quedando en el departamento que alquilaban para abastecerse de las necesidades diarias. Al ver esa situación, se sintió furiosa.
«Valentín la lleva y la trae a la universidad todos los días. ¿No tiene nada mejor que hacer? Si yo fuera ella, desde luego que no soportaría que perdiera tanto tiempo en mí. Una persona egoísta como lo es ella no merece ser la esposa del presidente de Grupo Navarro». Violeta se quedó inmóvil y observó cómo Valentín se iba. Solo entonces apartó su mirada de celos y entró. Cuando avanzó, escuchó un rugido ensordecedor y luego un fuerte chillido. Se dio vuelta de manera inconsciente y un hombre con lentes de sol y una máscara salió de un auto deportivo.
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