Cuando Valentín miró el reloj, se dio cuenta de que era hora de ir a buscar a Ariadna, así que se fue del departamento de Hernán y se dirigió hacia la Facultad de Medicina.
Mientras tanto, Natalia, quien acababa de llegar, lo vio apoyado sobre el auto y sintió nervios y entusiasmo. De alguna forma, sentía que el hombre ante ella no era quien decía ser. Si bien allí era solo un guardaespaldas, el aura que emitía era más distinguida que la de Arón, quien era el príncipe.
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