Ariadna se reclinó en la silla y miró a Violeta de forma enigmática.
—No hice nada malo en primer lugar y lo único que quería eran unas simples disculpas. Así que, señorita Violeta Graciani, ¿en qué me excedí? De todos modos, esto no tiene nada que ver contigo, ¿o sí? Además, el señor Baroni ni siquiera tuvo la oportunidad de hablar y no estoy segura de si es apropiado que te entrometas en este momento. Solo le pido que se disculpe conmigo y, la manera en que lo pusiste fue como si le pidiera que me suplique perdón de rodillas o algo así.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread