Ariadna abrió los ojos de par en par cuando vio al hombre con el rostro hinchado. Donato se puso pálido al ver al asesino atado en la silla de ruedas. Reprimió su miedo con toda la fuerza de voluntad que tenía y ordenó en secreto a sus hombres que liberaran a Yeimi.
—¿Cómo hiciste para capturarlo, Valentín? —preguntó Ariadna sorprendida.
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