Si Cintia tenía el descaro de desviar tanta cantidad de dinero de Hipólito sin que él lo supiera, eso solo demostraba lo poco que le importaba. Ariadna siempre había creído que lo de su padre y Cintia era amor verdadero, sino ¿por qué otra razón habría hecho Cintia algo tan ordinario como casarse con el esposo de su hermana? Sin embargo, por cómo iban las cosas en ese momento, Ariadna podía darse cuenta de que su tía tramaba algo; tal vez, Hipólito era un títere en sus manos. Una vez que llegara al fondo del asunto y expusiera la verdad, no dudaba de que Cintia y su padre se pelearían. Solo pasaron un par de minutos después de la última llamada cuando Alicia volvió a llamar.
—¿Has averiguado tan rápido? —preguntó Ariadna sorprendida.
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