El médico de cabecera nunca había esperado que una mujer de Distrito Jade tuviera habilidades médicas tan excelentes. Miraba con fervor cada movimiento de Ariadna, sin atreverse a apartar la vista de ella ni por un segundo. En ese momento, se sintió muy agradecido de ser el médico a cargo del paciente que tenía delante ya que, de lo contrario, no tendría la oportunidad de observar la operación.
—¿Cómo está mi abuelo, señorita Morales? —preguntó al instante Sonia, quien tenía un destello de esperanza en la mirada en cuanto Ariadna salió del quirófano.
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