Pasó otra semana y el equipo de rescate había sacado del mar a más de cien cadáveres; sin embargo, no había rastro de Valentín ni Ariadna. Arón estaba muy desesperado. No había podido dormir bien, ya que estaba ocupado encargándose de los asuntos nacionales y vigilando la operación de rescate. Celeste estaba tan preocupada por su hijo que decidió salir de palacio para reunirse con él y se entristeció al ver lo frágil y delgado que estaba.
—Ya pasó una semana, Arón. Ariadna y Valentín podrían haber...
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