A Yeimi la envolvía una sensación de estrés y presión sin precedentes. A pesar de que tenía que admitir que la belleza de Ariadna superaba bastante la de ella, jamás se había visto amenazada por la joven. Después de todo, una simple cara bonita no era lo bastante buena para Valentín; sin embargo, esa suposición estaba muy alejada de la realidad. Yeimi solo se despertó de sus pensamientos cuando una enfermera la llamó; volteó a mirarla sin prisa y la enfermera dijo con una sonrisa:
—Doctora Mistral, ¿no está contenta? ¿Acaso no había deseado siempre realizar una cirugía de marcapasos robótico usted misma? ¡Aquí tiene la oportunidad! ¿La señora Sandoval no lo necesita ahora? Apresúrese, tome un marcapasos robótico y comience la operación.
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