Luego, la vendedora detuvo a Ariadna al otro lado de la puerta. Después de arreglarse un poco y de susurrarle al oído a Ivana, la gerente fue a buscar a esta y a su amiga; luego saludó a Fabiana con una sonrisa.
—¡Señorita Fabiana! No esperaba que viniera tan pronto, nuestra invitada especial también está aquí, ¿por qué no conversa un poco con ella?
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