Por lo general, doscientos mil no era un monto que la mayoría de las personas ganara con facilidad. Asimismo, era prácticamente imposible que Alfredo ganara esa cantidad de dinero ya que era un mayordomo sin estudios y no estaba involucrado en ningún tipo de negocios. Luego de escuchar las palabras del asistente, Alfredo comenzó a temblar del miedo mientras su rostro denotaba el terror que sentía.
«Si eso no era un indicio de culpa, ¿entonces qué era?».
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