Por reflejo, Hipólito miró a Ariadna, ya que, con esa última frase, había estado muy cerca de delatarse. Para su alivio, la joven no mostró ninguna reacción en su rostro.
«Como en este momento Ariadna es mi fuente de ingresos, que sepa que Soledad es mi hija biológica no traería nada bueno para mí».
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